Llegan a nuestras manos y son pequeñas bolitas de pelo que juegan entre sí y buscan mimos en cada uno de nosotros.
No dejan de jugar durante los cuatro meses que dura la fase 1 pero, sobre todo, no dejan de aprender. Se empieza con enseñarles a sentarse y terminan avisando a una persona de que va a sufrir una hipo o hiperglucemia con tiempo suficiente como para que no llegue ni si quiera a tener síntomas. Es un proceso increíble que, los que formamos parte de él a diario tendemos a normalizar, pero que cuando haces un alto en el camino y miras todo lo conseguido en cada una de las familias por una pequeña dulce detectora te hace mirar con ilusión hacia delante.
Ilusión es la palabra para describir el sentimiento de ver avanzar a cada una de estas preciosidades...
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